24 octubre 2006

Ocupan terrenos en el barrio Toba



La difícil situación que atraviesan los sectores mas empobrecidos de la ciudad que habitan asentamientos colapsados, entre ellos la comunidad toba, quedó de manifiesto este fin de semana con la ocupación de un predio en la zona sudeste de la ciudad, la canchita de fútbol ubicada frente a la escuela Nº1.333, de Garzón al 4400 del barrio Muncipal Toba, por parte de integrantes de la comunidad aborigen Qom. Según los testimonios de los ocupantes, lo hicieron además "ante la posible llegada de familias" en iguales condiciones de otros barrios. Así las cosas, la resolución de la problemática ante la emergencia habitacional de vastos sectores de la población, se torna cada vez más complicada. Los principales medios de la ciudad han dado cuenta de este hecho (ver La Capital y El Ciudadano). Este último diario, reproduce algunos testimonios: "Yo vine del Chaco hace más de diez años. Desde chica sabía que me iría de allí, porque es un lugar pobre el campo, ni agua hay. Con el tiempo, me fui a Buenos Aires y me instalé en Quilmes, pero después me vine para Rosario. Con esfuerzo me pude comprar un ranchito en Juan José Paso y la vía, pero ahora ahí vivimos catorce, con mi mamá, mis hermanos, mis primas y sus hijos. Por eso queremos estas tierras, porque necesitamos un lugar". Con estas palabras, Graciela Báez, una de las habitantes del barrio toba ubicado en Rouillón al fondo, en la zona sudoeste de la ciudad, graficó la situación propia y de otras familias del lugar. Y así justificó la ocupación de terrenos que un grupo de vecinos del lugar iniciaron el viernes por la tarde "aunque la Policía primero nos quiso correr". En el perímetro que forman las calles Garibaldi, Maradona y Campbell se extiende un espacio abierto irregular y accidentado, que un grupo de personas comenzó a dividir el viernes. "Somos unas trescientas familias, que no tenemos un lugar propio y vivimos con otra gente. Y nos cansamos. Entonces nos estamos organizando para repartir la tierra y venirnos para acá", explicó Daniel Naporichi, mientras escardaba el suelo para quitar malezas y extendía hilos de un lado a otro, demarcando una nueva parcela.