30 agosto 2006

Polémicas en Rosario











La situación de las comunidades aborígenes de Rosario es delicada y se complica con el paso del tiempo. Existen pocas intervenciones concretas por parte del Estado ante las demandas. Entre las principales cabe destacar las movilizaciones de mayo, las del 19 de abril, Día del aborigen, con tres piquetes en distintos puntos de la ciudad por parte de la agrupación Pueblos Originarios en Lucha, y las de setiembre, por la regularización de los asentamientos que ocupan.
Mientras tanto, el trabajo constante de los referentes aborígenes ha arrancado algunos compromisos en especial por parte del gobierno de Santa Fe que reglamentó la ley aborigen que estipula la entrega de tierras, aunque el proceso será largo, se tiene que conformar primero el Instituto Provincial Aborigen (Ipas), una organización gubernamental específica, y todavía quedan muchos detalles y "letra chica" para evaluar antes de la concreción final.

Polémicas
Mientras tanto, causó asombro y cierto malestar en la comunidad aborigen las expresiones del intendente de Rosario, Miguel Lifschitz, quien en marzo pasado, al abrir las sesiones de la Legislatura local, se refirió a la problemática de una manera poco feliz a pesar de que su argumentación apuntaba a reclamar la ayuda de los estamentos provinciales y nacionales.
"Acá todo el mundo mira hacia otro lado. Estos migrantes, que vienen de Chaco, no generan ninguna preocupación en el gobernador de esa provincia; el Gobierno santafesino tampoco lo advierte y mucho menos la Nación que nunca ha puesto su atención en este problema", sentenció el mandatario que definió: "Estas migraciones que se siguen produciendo en la actualidad constituyen una amenaza y un compromiso complejo de abordar y de resolver por la ciudad para los próximos años".
El intendente del Partido Socialista (PS) destacó los esfuerzos realizados por la ciudad pero enfatizó: "Tenemos que decir basta, tenemos que decir que ya no podemos seguir" y planteó la necesidad de que el problema se resuelva a través de programas específicos "de radicación de estos asentamientos". Además, advirtió sobre la gravedad de la situación que puede llegar a que la cuestión "sea inabordable".
Esta declaraciones fueron motivo de varias polémicas con autoridades del Chaco y de la provincia de Santa Fe y a la vez produjeron el rechazo por parte de distintas agrupaciones sociales y algunos integrantes de la misma comunidad aborigen.
Aún así, a finales de julio pasado, Lifschitz insistió en detener las migraciones internas. Además, vinculó esta problemática con el incesante flujo migratorio de personas que llegan a Rosario en busca de mejores condiciones sociales y laborales, especialmente desde Chaco, aunque desde la propia comunidad aborigen replicaron que no hay tal flujo, y que los problemas son producto del crecimiento natural de los asentamientos ya existentes.